miércoles, 15 de septiembre de 2010

11. La fastidiosa limpieza

Ya he llorado varias veces en este blog lo que nos enreda la limpieza rutinaria de las máquinas y demás después de cada encubado.  Cuando se acaban las cajas de uva, después de un montón de horas de pie, hambrientos y agotados, toca limpieza.


Si hay una máquina puñetera para ser limpiada es la despalilladora.  Llena de rincones, aristas y canales de acceso complicado, se pone perdida de granullos, pellejos y mosto.  Ingenio poco amoroso, hay que buscarle los cosenos con paciencia, meticulosamente, metiendo la mano entre los filos del acero, buscando el escondrijo imposible donde quede suciedad.  Ese nido inverosímil, oculto al limpiador, es encontrado por la mosquita certeramente...

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