Me embriago de mujer, dulce marea
como un vino, y de vino me embriago.
¡Vivir, vivir, oh dulce embriaguez mía!
Estos versos que nos han acompañado el mes de julio constituyen el primer terceto de el soneto embriaguez, de Dámaso Alonso, filólogo y poeta madrileño adscrito a la generación del 27.
Dámaso utiliza esta imagen de la embriaguez, tomada como euforia y plenitud, para cantar a la vida, exhaltándola. Al final el poema brinca inesperadamente hacia lo espiritual...
Me embriago de aromas. Qué delicia,
campo recién llovido castellano.
Qué embriaguez, tocar, tocar...: mi mano
febrilmente las cosas acaricia.
No se sacia la vista que se envicia
en color, embriagada, oh mi verano.
Embriaguez de oír: ruiseñor, piano,
mar, selva, viento, multitud, noticia.
Me embriago de mujer, dulce marea
como un vino, y de vino me embriago.
¡Vivir, vivir, oh dulce embriaguez mía!
¡Qué has de entenderme, turba farisea!
La ebriedad de mi sangre busca un lago
final: embriagarme en Dios un día.
Avefría senegalesa (Vanellus senegallus). La avefría de la carúncula
colgante amarilla.
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Taxonomía y situación de las fotografías Algo sobre la avefría senegalesa
La avefría senegalesa se distribuye ampliamente por el África subsahariana,
sal...
Hace 1 semana