El otro día llamó Curro. Resulta que Cristina había recogido, hace como un mes, una perrita abandonada, medio muerta, desorientada y famélica. De esas que abandonan los cazadores (vaya oficio) vaya usted a saber por qué.
El caso, me decía Curro, es que la perra no podía ser más buena y cariñosa, pero que el piso de la ciudad no era precisamente el hábitat de un animal tan montesco.
Total, que tenemos otra perrita. Bueña y cariñosa de verdad, parece que en su vida ha recibido muchos palos. Jugetona, es un gozo verla trotar entre los espartos persiguiendo cualquier saltamontes. Suri le tiró dos tarascadas el primer día para dejar clara la jerarquía pero se han hecho más amigas que cochinas. ¿Raza? Sin definir del todo...
Pantanos de Villa y Pucusana. Dos lugares de interés para observar aves en
Lima.
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A unos pocos kilómetros al sur de Lima hay dos lugares de gran interés para
los pajareros u observadores de aves: el circuito Marvilla en los Pantanos
de...
Hace 1 día
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