A ver si así, de una vez por todas, podemos criar las tres hectáreas de viñedo que plantamos para hacerle a la bodega un bonito vestido verdevid.
El suelo de La Zorrera es muy puñetero, en lineas generales. Se trata de margas yesíferas que tienen poca capacidad de cesión de humedad al cultivo, tienden a cuartearse con la seca y a la compactación extrema ante el poco laboreo. Vamos que hay que estar muy pendientes para poder arañarles cosecha.
No obstante, el bodeguero Rafael Bernabé me dice siempre que estamos en un sitio privilegiado para hacer vino, con unos índices de maduración óptimos. El único problema es el estrés hídrico escesivo del largo y cálido verano. Pero... si podemos socorrer la planta con un riego..., el mundo cambia. Eso si, Bernabé dixit, con cabesa, nen, con cabesa...
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