miércoles, 7 de abril de 2010

4. La buena cara

Frente a aquellos que llevan sus negocios o trabajos como si fueran una maldición existe otra categoría de personas, currantes con buena cara, que aunan eficiencia profesional y trato exquisito hacia sus clientes, dos características que valoro enormemente.  Hoy,curiosamente, he hablado con dos de ellos.  El primero es Pepe Ferrandis, mi proveedor habitual de planta.  Pepe, alicantino de los altiplanos de Villena, es un encanto como persona y una máquina para conseguir imposibles, como el centenar de cepas que le he pedido, casi fuera de temporada, para reponer unas marras.

Al otro le he conocido hoy: Adolfo Miravet.  Ingeniero técnico forestal, subericultor y miembro de una familia dedicada a la elaboración de tapones de corcho.  Adolfo se ha acercado hasta Férez, a traerme cincomil corchos y, más importante aun, a establecer un contacto comercial personal y defender su producto.  Le agradezco el detalle y además, en el poco rato que hemos estado departiendo, ha surgido cierta complicidad mientras despotricábamos de la administración y sus laberintos.

Amén de echar unos juramentos hemos cerrado el negocio, que los tapones son estupendos.

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