martes, 28 de febrero de 2012

6. ¿Quién lo dijo? Febrero de 2012


¿Ya olvidaste aquellas noches en la Riviera, mientras contemplábamos el cielo?

Éramos jóvenes, alegres, inocentes... ¿Recuerdas aquella noche en la que bebí champaña en tu zapato? ¡Dos litros!

Hubiera cabido más, pero llevabas plantillas...


Es parte de un diálogo delirante entre Groucho Marx y Margaret Dumont en la peli Un día en las carreras.  Beber  champaña en el zapato de aguja de alguna actriz de culto fue fetiche de de más de un magnate descerebrado y Groucho hace cuchufleta con su habitual genialidad.  Yo pienso también que donde esté una buena riedel...



DOCTOR HACKENBUSH: ¿Ya has olvidado aquellas noches en la Riviera cuando los dos contemplábamos el cielo? Éramos jóvenes, alegres, inocentes. La noche en que bebí champaña en tu zapato – dos litros. Hubiera cabido más, pero llevabas plantillas. ¡Oh, Hildegarde! No es que me importe, pero, ¿dónde está tu marido?.
MRS. UPJOHN: ¡Ha muerto!
DOCTOR HACKENBUSH: Seguro que sólo es una excusa.
MRS. UPJOHN: Estuve con él hasta el final.
DOCTOR HACKENBUSH: No me extraña que falleciera.
MRS. UPJOHN.:Lo estreché entre mis brazos y lo besé.
DOCTOR HACKENBUSH: Entonces fue un asesinato. ¿Te casarías conmigo? ¿Te dejó mucho dinero? Responde primero a lo segundo.
MRS. UPJOHN: ¡Me dejó toda su fortuna!
DOCTOR HACKENBUSH: ¿No comprendes lo que intento decirte? Te amo. Pensarás que soy un sentimental, pero ¿te importaría darme un mechón de tu cabello?
MRS. UPJOHN: ¿Un mechón de mi cabello?
DOCTOR HACKENBUSH: Y no te quejes. Te iba a pedir toda la peluca. Cásate conmigo y tendremos nuestra propia familia.
MRS. UPJOHN.: Oh, sería maravilloso. Y dime, cariño, ¿tendríamos una bonita casa?
DOCTOR HACKENBUSH: Pues claro. No estarás pensando en mudarte…
MRS. UPJOHN: Temo que después de llevar algún tiempo casados, encuentres una mujer hermosa y te olvides de mí.
DOCTOR HACKENBUSH: No te olvidaré. Te escribiré todas las semanas.

domingo, 19 de febrero de 2012

5. Atando cabos

Una buena forma de sacarse, un ratico, la crisis de la cabeza es trajinar en el campo, ocupar las manos en un trabajo mecánico y simple, como atar la viña nueva al alambre, una poda sencilla que nos ha tenido ocupados todo el fin de semana.  Tajo fácil, pero lento, por lo que hemos tenido ayuda diversa. La más espectacular, por inesperada, la de mi hija Ángela, que se vino el sábado, soltó tutores, sacó tubos protectores, cortó sarmientos y ató los tallos buenos al alambre de formación.  ¡Cosas veredes!

Hoy se ha disculpado, que le dolía la espalda...


miércoles, 15 de febrero de 2012

4. Motivación

Entre podas, embotellados y presentaciones de los vinos hay otras rutinas que voy sacando adelante lo mejor que sé.  Es verdad que con brotes esquizoides, pero vaya, todo puede ir a peor.

Digo esto porque el curso se alarga con algunos momentos divertidos.  Estudio estos días los entresijos de la revolución rusa con mis alumnos de 1º de bachillerato y al mirar la foto de abajo compruebo dos cosas: lo motivados que los tengo y lo altos que son, los jodíos...


lunes, 13 de febrero de 2012

3. Qué frío, pordió !!!

Aunque el calendario zaragozano no precisaba, febrero consume sus días entre oleadas de frío. Ora de frío polar, ora de siberiano.  Manda coone.
  

Lo peor es cuando salimos a podar, tempranico, y sopla el aire.  Mª Ángeles terminó el otro día con dos anoraks, uno encima del otro.  Pobretica mía, que vida le doy...

martes, 7 de febrero de 2012

2. Los hijos a la mili

Después de la aventura malacitana hemos seguido batallando con la presentación de los vinos por esos mundos de dió.

Esta semana han salido ya tres cajas para Madrid, a gente del vino, y quedan todavía otras tres que se van más lejos: Suiza, Holanda... A ver que pasa.  Esto de mandar los vinos por ahí es una sensación parecida a la que debían sentir las madres cuando mandaban a sus hijos a la mili... ¿no?

miércoles, 1 de febrero de 2012

1. Málaga me mata

Cuando un cateto integral, como es el caso de este que firma, el pobrecito viticultor, viaja por ahí ... todo es un abrir la boca y fascinarse con cada piedra del camino, cada árbol, cada edificio.  Figúrate, salir de pueblo y recalar en Málaga...

La ciudad está espectacular: conservada, glamurosa, limpia, con esa mezcla perfecta de indígenas y alienígenas que le da a la vez color y vida.  Un centro histórico modélico, fachadas impecables, zonas peatonalizadas.  Una oferta gatronómica variada y para todo bolsillo.  La integración del puerto con la ciudad ha quedado de nota.

Además, como hemos estado arropados por amigos (mil gracias, Mª Carmen, Basilio, Cristina, Sofía, Beatriz, Jose Augusto, Pilar...) hemos ido a tiro fijo, sin titubeos.  Por sumar, hasta el hotel que reservamos por la interné ha resultado magnífico.  Los vinos han gustado mucho y hemos hecho contactos que ojalá fructifiquen pronto.  ¿Qué más se le puede pedir a un viaje?