lunes, 28 de febrero de 2011

6. ¿Quién lo dijo? Febrero 2011

 Tengamos vino, mujeres, risa y alegría, pues ya vendrán el sifón y las homilías

Lord Byron, el poeta romántico inglés, no solo reclutó un regimiento y fue nombrado comandante de las fuerzas griegas en la guerra de independencia frente a los turcos (recordemos que murió en Missolonghi), simpatizó con los liberales españoles y apoyó a los patriotas hispanoamericanos...

Además, escribió frases tan certeras como la que ha iluminado el blog durante el mes de febrero, que dejan testimonio de de su carácter apasionado y vital.  ¿Qué más se le puede pedir a un poeta inglés?


miércoles, 23 de febrero de 2011

5. Debilidades y querencias

Lamento aburriros, pero tengo debilidad por los almendros en flor.  Los de pueblo tenemos tan pocos espectáculos donde elegir que tenemos que aprovechar a tope los que nos ofrece la naturaleza, como es el caso de la floración de los almendros.



Además tengo querencia por Josep Pla, el escritor catalán, del que leí una vez una frase que memoricé: Describir es mucho más difícil que opinar, en vista de lo cual todo el mundo opina...


Por mucho que me esfuerce en expresarme mis palabras no alcanzaran nunca la sencillez, precisión y belleza del maestro ampurdanés, que, por cierto, ha descrito la floración del almendro como nadie.  Así que lo que toca es cerrar la boca y escucharle atentamente:  


El gran ramo del almendro, sobre el tallo rugoso y viejo, cobra como un aire alado y parece suspenso en el éter estático. El vaho acarminado que los nimba toca el aire con una levedad inconsútil, es como un esponjamiento de una porosidad de telaraña. ¡Cosa de milagro esos almendros! Sobre los viejos muros del país, morenos, rezumando la miel del sol de los días, sobre los rojos rastrojos, encuadrando la pesadumbre de las viejas heredades, sombreando el verde acerado de las duras pitas o los campos vivaces con las habas tiernas, estremecidos o arrobados ante el paso del viento por los menudos sembrados verdes, los almendros son, en este tiempo, como una transfiguración de la luz de la vida, como un palpito alado de la sorda Naturaleza.


La gran novedad es ésta: ponerse de espaldas al gran fuego de leña, avanzar hasta la puerta sintiendo en los pómulos la dureza metálica del frío y tener la visión súbita, milagrosa de los almendros. ¿Cómo vinieron estas florecillas? Ayer no estaban. No había más que un arrebol de una vaguedad sin peso. Esta noche nacieron, quizá al conjuro de la calma de aire de la luna llena. Estas lunas tan claras de enero y de febrero, que ponen una punta de misterio a las viejas casas negruzcas, que derraman una luz turbia y densa sobre las paredes encaladas, que tocan de refilón los altos árboles del riachuelo, estas lunas tan claras sobre las cuales navega el tiempo de una manera plácida y tranquila, son propicias al nacimiento de estos misterios.



Y ya luego los almendros nos acompañarán unos pocos días... En estas tardes de invierno tan suaves, mecidas por la calma de los vientos, absortas en la luz pueril y quebradiza del año adolescente, con el misterio verde de la germinación tímida, con una ternura dilatada de azul en el cielo, con estas blancas nubecillas errabundas que se perderán en la lejanía o en nuestra indiferencia, con el cachorro juvenil del sol volcado en los sembrados y en las hierbas, la pétrea soledad lineal de los montes de color de espliego y de tomillo, en la lejanía, ante esta tarde de la juventud del año, estos almendros son como un deseo arrobado de paraíso perdido..

lunes, 21 de febrero de 2011

4. La huida del tiempo

Robo descaradamente a Josep Pla el título de este post, pero quede anotado que lo hago sin ninguna intención lírica.  Es que no encuentro una combinación de palabras más adecuada para definir la sensación esta de que la poda de la vid nos derrota una vez más.  Febrero concluye y los fines de semana no nos bastan para rematar la faena.



Hemos terminado las parcelas más pequeñas, las de tempranillo y cabernet sauvignon, de La Rada, pero la entrada en El Lentiscar, con las interminables hileras de syrah, tiene un efecto desmoralizante.



El tiempo cambiante de febrero nos brindó el pasado fin de semana ratos de sol, ratos de viento y ratos de lluvia sesgada con gotas finas que nos pinchaban los morros como alfileres.  Pero llevo al dream team de las podadoras, que aguanta carros y carretas.



Eso sí, el horizonte despejado, los almendros en flor, el espectáculo del cielo, el aire fino...  El rato de campo tiene sobre mi un efecto paradójico: me agota y a la vez me da fuerzas para pasar la semana

lunes, 14 de febrero de 2011

3. Los desmayo en flor

Los almendros de la variedad desmayo son los primeros, al menos por aquí, en desplegar sus aromáticas, delicadas flores.  Este fin de semana estuvimos podando la cabernet sauvignon del paraje La Fianza de Moya, que es una pequeño y alargado majuelo de viña rodeado de almendros.


El aroma melífero de las flores que lo inunda todo, el zumbido de las abejas el plena polinización, la mañana soleada, el ejercicio... me hacen sentir un hombre afortunado, incapaz de desear otra cosa.


Josep Pla, en Las horas, escribió las que son, sin dudar, las mejores páginas sobre los almendros en flor:  La calidad de los pétalos, suave y carnosa al tacto, forma un tejido tan delicado, de un tacto tan ligero, que su fugacidad, de tan visible, tiene algo de tristeza. La sombra que proyecta la flor en el suelo invernal es tenuísima, es la sombra de una sombra.






Sigue hablando Pla:  No hay dos inviernos iguales. Los hay en que el frío tiene pereza. Otros son más procaces y ofensivos. En todo caso, si el frío se descuida —si se descuida un sólo momento— los almendros florecen.   Es por esto que la fecha de florecimiento de estos árboles es incierta. No tienen día fijo. Son obra del descuido, de un instante de abandono, de un momentáneo olvido. Y si los milagros no son más que los descuidos de la naturaleza, yo reputo el florecer de los almendros como el milagro más gracioso y alado de la tierra. Este milagro es tanto más gracioso cuanto más arriesgado se presenta, cuanto más visible es la extemporaneidad y la audacia del florecimiento. Es cuando hace frío que los almendros son una pura maravilla. ¡Qué deliciosa sorpresa!




lunes, 7 de febrero de 2011

2. En camiseta

Durante los meses de febrero y marzo corro el riesgo serio de perder mis pocos lectores porque las entradas de este humilde blog se vuelven monotemáticas: poda, poda y poda.  Pero es lo que toca.

Este fin de semana estuvimos bajando los alambres de la parcela de syrah en El Lentiscar.  Aunque a primera hora hacía fresquito y hubo que abrigarse, terminamos dando cortes en camiseta, con los mofletes colorados como muñecas peponas.  Cosas de febrero.


La foto del sábado tiene su aquel.  En primer término aparece la viña, con su maraña de sarmientos.  Después el pueblo, tendido en medio del mar de olivos.  En el último plano las Sierras del Segura, todavía nevadas.  Y el cielo, sin un jirón de nubes, en una mañana espléndida.

miércoles, 2 de febrero de 2011

1. Febrerillo el loco

El sábado bajamos a podar temprano y nos cayó un buen chaparrón.  Sin salir del coche, jurando sobre los caprichos del tiempo nos fuimos a la bodega y allí matamos la mañana trajinando con etiquetas y cajas.  Los árboles estaban cuajados de gotas que brillaban al contraluz como diamantes pulidos


Enseguida salió el sol, el aire secó los arbolitos y quedó una mañana espléndida, a pesar de nuestra poda arruinada.


Loco febrero...