martes, 25 de mayo de 2010

7. Enoermitas

Leo en la prensa que triunfa un concepto, el de las llamadas enocatedrales, puesto en valor via enoturística gracias a los proyectos arquitectónicos de los grandes artistas del ladrillo: Gehry, Calatrava, Moneo, Foster, Rodgers....


No tengo nada que oponer a estos orondos mastodontes aunque reconozco cierto escalofrío cuando pienso en la montaña de pasta enterrada... Dicen que el arte de verdad intimida, pero creo que no es miedo lo que yo siento, sino un poco de vértigo.

Viajo poco, aunque casi siempre alrededor del vino.  Pero normalmente busco cosas varios peldaños por debajo de estas propuestas: bodegas más pequeñas, visitas menos regladas, paisajes y paisanajes más próximos ...

A los que huimos de las enocatedrales ¿nos permitirán usar el término enoermitas

3 comentarios:

  1. Hola José Alberto, yo que pensaba que lo de McGyver era sólo achacable al bodeguero, pero veo que tiene su alter ego en el empresario "restaurador" (qué poco me gusta la palabrita leñe.
    Una pregunta ¿no te da miedo sorprenderte a ti mismo un día podando a un alumno? ¿o poniendo al puchero una cepa de monastrell viejo de ese del tuyo? ¿o haciéndole la maloláctica a un puñao de arbequina? Tú si te notas raro háztelo mirar.
    Un abrazo

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  2. Vale, mi comentario debería haber ido en la entrada del "hombre orquesta"

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  3. Hombre Pepe, la esquizofrenia está siempre ahí, acechando, pero de vez en cuando me echo la siesta...

    ;^ P

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