jueves, 6 de mayo de 2010

2. Pasión por los generosos andaluces: las manzanillas...

Estos días del V Encuentro Vitagratense en tierras malagueñas he podido disfrutar de alguno de los vinos que más me gustan, los generosos andaluces. Unos conocidos y otros raritos, porque algunos foreros (gracias, Jose Augusto) han rebuscado por ahí tesoros escondidos.



En realidad cabe definir la vitivinicultura de la zona, en su conjunto, como un auténtico tesoro, único en el mundo.  Por su singularidad, su precio y sus características organolépticas estos vinos deberían tener más fortuna, pero… a veces ni siquiera en casa se les presta la atención que merecen.


Este finde le hemos metido caña a las manzanillas.  Bebimos algunas muy comerciales, como La Gitana, y otras que no había visto en mi vida, como la Torrebreva, de aroma yodado y boca punzante.  No obstante las mejores, a mi entender, han sido las manzanillas pasadas: la San León Reserva de Familia y la Manzanilla pasada Pastrana



Estos vinos, que se encabezan para llevarlos desde los 11,5º hasta los 15, con crianzas en botas de 500 litros de roble americano. La crianza biológica, es decir, la que se hace bajo el velo de flor dura entre 3 y 7 años. Esta levadura se alimenta del alcohol y la glicerina del vino y la que va muriendo cae al fondo de la barrica y es lo que confiere a este tipo de vino los aromas y sabores tan característicos.  Impresionante desde el color, intenso, frente a esas manzanillas comerciales que son filtradas hasta la extenuación. Aromas a avellanas y almendras, a algas, a playa en marea baja, flores secas, a fruta escarchada, a calabaza, a resina… La boca fresca, salina, amarga, ligera, deliciosa…

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