Cada semana pongo la misma foto, en la que salimos podando interminables filas de syrah, pero es que estamos ahí, atrapados en la incertidumbre de un marzo frescachón que derivará hacia el buen tiempo en cuanto nos descuidemos. Y con la casa sin barrer.
La novedad fue, el pasado fin de semana, que el madrugón nos obsequió con una espectacular nieblona que le daba al paisaje como un aire de estampa japonesa…
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