Abre tu boca, ven, ponme en tu lengua.
Soy mozo y soy mujer, soy rito y tierra,
un sorbo de intrahistoria,
un trago al más allá
guiñándole los ojos a tus cinco sentidos
y a tus cinco sentidos entregado,
entregada.
Los versos de octubre salen del corazón de Charo Fuentes, poetisa de la ribera nacida en Cascante en 1943 y una de las voces más personales de la lírica navarra actual.
El poema se llama Ritual y ofrecimiento del vino y en él es el vino el que toma la palabra y se dirige al lector:
Abre la mano, amigo,
la palma cóncava, los dedos curvos,
y acoge la pureza de este vientre,
cristal y vino que te ofrece en mi
fuerza
esa lluvia de manos que pulsaron
las claves del sabor en mis
entrañas.
Abre la mano, amigo, yo te invito.
No la crispes, no hieras,
déjame reposar
como un llanto de amor que se sofoca
antes de que quebrante la garganta.
Abre la copa y cierra tú los ojos.
Desnúdame en tu olfato y tus
pulmones,
bailaré, evocativo, hasta
embriagarte el ansia.
Acaricia mi piel, mis racimos en
flor, ramo de rosas
blancas de luz como una blanca
reina,
rosas frutales, pétalos de herría,
rojos de sol, de toros, de pañuelos,
burdeos en capullos.
Admira mi color en la distancia.
Abre tu boca, ven, ponme en tu
lengua.
Soy mozo y soy mujer, soy rito y
tierra,
un sorbo de intrahistoria,
un trago al más allá
guiñándole los ojos a tus cinco
sentidos
y a tus cinco sentidos entregado,
entregada.
¿Que vino le susurró a Charo Fuentes estas hemosas palabras? ¿Acaso uno de la vecina Murchante? Un SH, un Finca la Cantera, un Lola García quizás?
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