Ya me perdonarán el tono épico del título, pero no se me ocurre mejor metáfora. Apenas hemos terminado la poda de invierno y ya estamos podando en verde las cepas más jóvenes de las variedades más tempranas.
La vid rompe por todos lados: yemas dormidas, ciegas, de corona, tallos bajeros... una explosión de verdor que hay que reducir para que la cepa concentre su fortaleza por donde se le indicó en la poda. Así que estos días indecisos, de primavera con memoria de invierno y, a veces, vocación de verano, andamos unos quitando tallos, espergurando vaya, y otros subidos al tractor doblando el intercepas. Sin tregua...
Sin saber muy por qué, Spotify me ha llevado mientras podaba hasta José Feliciano. Confieso que le tengo simpatía a Feliciano, me gustan sus versiones desacomplejadas de clásicos de la música ligera, interpretadas casi al borde de la desafinación. Vaya palante esta versión de California Dreamin acompañado de una orquesta sinfónica alemana. No ni na.
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