martes, 14 de octubre de 2014

Esas cosas que da gusto oir

Debe andar entre los 55 y los 60 y,  aunque responde al nombre de Juan Antonio, la forma de arrastrar las erres delata que hace mucho tiempo ya que se largó a Francia.  

Apareció por la bodega un día lluvioso de septiembre, con su mujer, francesa, y con su hija, francesa también .  Natural de un pueblo cercano a Férez, me contó que vienen una o dos veces al año y siempre pasan por la bodega aunque es la primera vez que se cruzan conmigo.

Catamos depósitos y barricas y se llevaron siete u ocho cajas de vino.  Al despedirse me cogió el brazo y me dijo como si fuera un secreto, con el tono bajo y la sintaxis forzada del emigrante, del que tiene que traducir a su otra lengua lo que piensa en la que ya le es natural: desde que bebo tus vinos ya no compro vino francés...

Seguro que fue solo una mentira piadosa, pero a mi me alegró la tarde.



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