viernes, 4 de enero de 2013

Uno de enero, arqueología varietal

Como uno va teniendo una edad, esas celebraciones de fin de año son cada día más humildes y menos jacarandosas.  Este año a eso de la una ya estaba metidico en el sobre y, probablemente, roncando.  El día de año nuevo, temprano, me fui al campo a disfrutar de una tranquila mañana de invierno.

Ya he contado en alguna ocasión que en La Zorrera hubo un viñedo antiguo del que queda algún testigo.  Media docena de cepas, arrinconadas en los ribazos, malviven aún, acosadas por los boteos y el abandono.  Nunca he conseguido averiguar de que variedad son, aunque por la forma de la hoja sé que no son monastreles.

He cortado unos 40 sarmientos e intentaré reproducirlos.  Ese material genético antiguo, de clones olvidados, puede ser muy interesante.  A ver en qué acaba la cosa.



2 comentarios:

  1. Termine como termine la cosa, lo suyo es que no lo cuentes también en torno a una mesa con unos vinitos.

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    1. Benjamín, esa es la parte más divertida... Espero verte en una mesa y con unos vinachos bastante antes de que acabe la cosa...

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