jueves, 3 de mayo de 2012

Tenerife, todavía


Antes del Encuentro Vitagratense, sensu strictu, aun debíamos la visita a La Laguna, patrimonio de la Humanidad.


Pero primero nos damos un garbeo por el bosque de Aguere, la laurisilva tinerfeña donde el alisio nutre una selva umbría, espesa, de pinos apretados, laureles, brezales, con troncos y piedras tapizadas de musgo.  Estos bosques, de un estilismo rain forest, para un peninsular del árido sureste, son un trasunto del paraíso.  Nos demoramos todo lo que podemos por los senderos de La Cruz del Carmen, oliendo humedades, sintiendo en la piel la frescura de la mañana...



Aun tenemos tiempo de pasear un ratico por los viñedos de Tegueste y finalmente recalamos en  San Cristóbal de La Laguna.

Durante el paseito monumental, Santiago desgrana su sabiduría sobre palacetes, catedrales, institutos, consejos consultivos, diócesis episcopales, adelantados... Pero yo me he relajado.  Me dejo arrullar por la música erudita de mi amigo, pero hoy solo soy un paseante feliz, un turista sin complejos que callejea admirando la belleza de la ciudad universitaria, su aire colonial, su urbanismo del siglo XV, sus coloridas fachadas, sus patios vegetales, los dracos y araucarias de sus jardines...









Al final, lo de siempre... tanto paseo nos estimula el apetito.  Entramos a una vinoteca muy bien plantá: La Cava de Aguere y nos apretamos unos tomatitos aliñados con pastel de atún, unas batatas con sardina en salazón de rechupete; Unos garbanzos con ibéricos, un marrajo embarrado en mojo... ¿Y para beber?  Naaa, una Malvasía de Guimar que me encantó, Gran Vega las Cañas 2010 y un Esquilón, de la bodega Suertes del Marqués, hecho de Listán negro (70 %) y Tintilla, de una deslumbrante mineralidad volcánica.

Aún le hicimos hueco al postre que empujamos con unas copitas de Canarí, un dulce fantástico que elaboran con el sistema de soleras, hecho con las sacas del 56, 70 y 97.


Después de refrescarnos la  sobremesa con una estupenda champaña, Gatonois brut reserve, salimos del restaurante caminando como Robert Mitchum.  Todavía, con un par, paramos en un bareto a tomarnos un barraquito, que es, más o menos, la versión isleña de nuestro asiático. Apenas me dió tiempo a pegar una cabezada corta... A las 8 de la tarde empezaba, oficialmente, el VII Encuentro de Lavidagrata.  Pero eso será contado en otros foros...

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