Aunque el calendario zaragozano no precisaba, febrero consume sus días entre oleadas de frío. Ora de frío polar, ora de siberiano. Manda coone.
Lo peor es cuando salimos a podar, tempranico, y sopla el aire. Mª Ángeles terminó el otro día con dos anoraks, uno encima del otro. Pobretica mía, que vida le doy...
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