Esta semana estuve en Murcia por gestiones diversas. Es curioso, pero pasé por la puerta del IES Alfonso X el sabio, donde estudié el bachillerato, luego por la puerta de la Facultad de Letras, donde me licencié y también por la puerta del IES Saavedra Fajardo, donde trabajé hasta mi jubilación. En ninguno de los tres casos sentí la más mínima emoción, nada parecido a la nostalgia, ni siquiera a la curiosidad.
Es un hecho que la ciudad donde he pasado buena parte de mi vida es ya para mi un espacio ajeno, un callejero antipático al que solo me ata el afecto de la gente a la que quiero. Llegar al pueblo y sentir el fin de la hostilidad y fortalecer mi ánimo disfrutando de un atardecer dorado sobre el humilde paisaje del olivar me reconcilia con el día.
Que la emoción la ponga la música! Dos gigantes, Omara Portuondo y Eliades Ochoa, dos jovenzuelos, interpretan Lagrimas Negras. Quítense ustedes los sombreros ..
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