Se trata de un ensamblaje de monastrell y bobal, con uvas que proceden de las parcelas de el campillo, a 750 mts de altitud, donde practicamos una agricultura muy respetuosa con el suelo: sin productos sistémicos, ni herbicidas, ni funguicidas, ni insecticidas, sin abono inorgánico ni otros venenos.
El vino ha quedado muy bonito. Oscuro, aromático, mineral y con una boca a la vez golosa y fresca... La pequeña partida se ha vendido ya, pero nos hemos quedado en la bodega unas 400 botellas para los incondicionales...